Una expedición inolvidable tuvo la Rama de Andinismo el pasado fin de semana. Otra más a las innumerables caminatas maravillosas que constantemente organizan y que está abierta a todos quienes se quieran sumar.
Esta vez era el Refugio Plantat el destino elegido a conquistar, sin grandes dificultades, el grupo nuevamente respondió para compartir parajes hermosos y la unión de grupo tan necesaria para afrontar este tipo de caminatas donde no sólo está el concepto de lograr la meta, sino que además aflora el sentimiento colectivo de pensar en cuánto se puede ayudar para que los demás también lo consigan.
El refugio a conquistar se encuentra al interior del Cajón del Maipo, específicamente a la entrada del Volcán San José, aproximadamente a 3130 metros de altura sobre el nivel del mar y justamente las mejores condiciones para llegar a él es en esta época del año. 6,7 kilómetros comprendía la distancia a caminar para llegar al objetivo.
El Presidente de la Rama de Andinismo y uno de los organizadores de la travesía nos cuenta como fue esta experiencia, en primera persona, con un relato desde su encuentro como grupo hasta la conquista de esta nueva meta.
«Estaba todo coordinado, como siempre el punto de reunión fue Plaza Italia a las 7:30 horas, lo que marca la partida.
Luego de la ducha, mi celular empezó a sonar era Darwin a quien pasaría a buscar junto a un par de personas más (Inés y Alex), ya que el bus estaba lleno, luego de pasar a buscar a Inés, nos fuimos a coordinar con el nuevo transportista a Plaza Italia para que todo estuviera en orden, mientras esperaban a los rezagados me fui en busca del resto, nos juntaríamos todos en la puerta de las Vizcachas y posteriormente en San Jose de Maipo con todo el grupo, en donde como siempre tomamos desayuno, una vez todos reunidos nos dirigimos al punto de partida de este trekking El Cabrero, pasando Baños Morales ,inmediatamente después de la cuesta de los afligidos.
En esta oportunidad fuimos 25 los que participamos de este trekking, luego de la foto de rigor de todo el equipo empezamos la caminata para calentar y darles a entender a lo que vinimos, de una sola tirada llegamos a nuestra primera parada en donde uno puede apreciar todo el valle de la Engorda en su esplendor y al final del camino la subida que te lleva a Plantat, atrás el imponente San Jose, cada uno va llegando a este punto a su ritmo.
Nos reunimos en unas llaretas verdes donde los come tocinos (aves de la zona) nos salen a dar la bienvenida con su amigable aleteo y su amistad en busca de algo que comer (algunos les llama la atención la cercanía que experimentan estas aves), Un par de instrucciones de la ruta y consejos básicos para la marcha, todos hidratados y antes que se enfríen retomamos la marcha nuevamente hasta que, poco a poco, fueron llegando a nuestro segundo punto de descanso, ahí los estábamos esperando en un espectacular riachuelo formado producto del derretimiento de la nieve, algunos cargaron sus botellas con agua un pequeño descanso y algo de ración de marcha para compartir y nuevamente a caminar, ahora todo de subida hasta Plantat.
Yo marcaba el ritmo, algunos me siguieron y otros empezaron a notar la pendiente al poco andar y el grupo se fue dividiendo de acuerdo al ritmo de cada uno. Después de unos minutos divisé nuestra próxima parada y lugar de reunión (la idea es ir evaluando al equipo, como viene e intentar un grupo homogéneo) un pequeño plato donde la vista te va cautivando y el agua cristalina te invita a otro pequeño descanso, fueron llegando uno a uno, desde ese punto se divisa un portezuelo en donde el sendero marcado te invita a seguir subiendo y desde allí en adelante empiezan a aparecer las grandes cimas cautivándote a ir por más.
El sendero en esta oportunidad se fue cambiando por nieve que aún había en la zona, caminamos unos 20 minutos antes de llegar a Plantat por nieve una experiencia que a algunos les saco el niño que todos llevamos dentro sin pensarlo y en forma espontánea, varios antes de llegar no dudaron en deslizarse por una pequeña pendiente no importando nada más que el disfrutar de eso.
Al llegar a Plantat abrí el refugio para que la gente que no lo conocía se impregne de la historia de este, con los libros de testimonio que se encuentran en el lugar, a medida que llegaban los recibía con un abrazo por el esfuerzo y el haber llegado a nuestro destino (tradición andina cuando uno llega a la cumbre). Luego de comer algo, la foto de rigor, y disfrutar del relajo que solo se vive en ese lugar, poco a poco nos fuimos retirando de Plantat.
Buen grupo, buen trekking, espero verlos pronto nuevamente en nuestra pasión La Montaña» concluyó.
Una experiencia inolvidable, de esas que sólo el Trekking nos puede entregar. Un equipo que se hermana paso a paso, un bálsamo al stress de la vida cotidiana, unos parajes más hermosos que lo que nosotros mismos imaginamos y una historia que siempre nos sorprende al llegar a cada meta, son parte de lo que podemos encontrar encontrar en cada expedición que bien vale la pena vivirla en primera persona.